La lana de alpaca es una fibra tan cálida y única que por cientos de años muchos países han tratado de conseguirla. Sin embargo, ellos no podrían tener rebaños de alpacas en el extranjero. Por más de 3,000 años los peruanos han dominado el arte de usar esta fibra maravillosa.
Hoy, tal como fue hace 3,000 años, las mujeres de la sierra caminan con sus rebaños y mantienen sus manos siempre ocupadas, hilando la lana de alpaca con sus pushkas. La lana cruda va a lo largo de un palo con una base circular y después de haberse unido, sale como un hilo que puede ser tejida a mano o transformada en un hermoso textil o en un telar.
La lana de alpaca, cuando esta hecha a mano, es teñida con colores naturales y después separada por colores. Usando telares, los productores de artesanía hacen ponchos, tapetes, frazadas o con agujas de tejer producen chompas abrigadoras. Así van a los mercados a venderlas.
El mejor precio que los productores obtienen por sus productos no cubren sus entradas y aún así deben venderlas para comprar otros productos industriales. Una chompa hecha a mano que tomó una semana hacerla (de lana a hilo y de hilo a chompa) es vendida a 10 dólares y una vez que la chompa ha pasado por toda la increíble cadena de intermediarios el cliente japonés estará pagando 180 dólares por la chompa en Tokio.
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